Hoy día está de moda en muchos púlpitos la “Predicación Expositiva”. Por muy buena que esta sea, y a pesar de los beneficios que tenga, este enfoque científico de la Biblia, que coloca el lente microscópico del experto sobre cada versículo en detalle, contribuye a pasar por alto que la Biblia es un solo libro. Si bien está compuesta por 66 libros, contiene a la vez, una sola historia. Y como tal, posee un principio, un conflicto, un desarrollo y un final. Las Escrituras nos hablan de la Creación del Hombre, el Inicio del Espacio-Tiempo, el Propósito de la Humanidad, la Entrada del Pecado, la Muerte y la Maldición, así como la resolución final de este gran problema cósmico con la Vida, Muerte y Resurrección de Jesucristo. Es un libro lleno de esperanza y súmamente inspirador. Tristemente, a pesar de ser el libro más vendido de la historia, hoy día, es también uno de los más ignorados. Y como si fuera poco, aquellos que más lo ignoran son los cristianos, de los cuales gran parte lo abre solo los domingos, y en el mejor de los casoss, para tratar temás relacionados a la iglesia y el evangelismo. No se reconoce su autoridad como la Palabra de Dios Revelada para todas las áreas de la vida.

“La Biblia en 90 Minutos” es un maravilloso libro escrito por el Dr. Joel McDurmon que presenta un panorama de todos los libros de la Biblia como diferentes tomos de una sola narrativa: la historia de la redención. Este pequeño libro está pensado para ser leído en 90 minutos, aunque eso depende de su velocidad de lectura. No llega a las 80 páginas, y es súmamente leíble. Tenga presente que la Biblia no es un libro cuya meta principal es nuestra mera devoción privada e individual; sino cuyo fin es la salvación del mundo. Como tal, sus páginas son munición eficaz y precisa para derrotar a los ídolos mundanos, y que toda tribu, lengua y nación confiese el nombre de nuestro Único Dios y Salvador Jesucristo.

Hace poco más de dos meses, comenzámos un Estudio Biblico con hermanos en Cristo y estamos utilizando este libro como guía de lectura. Avanzamos lento, pues la intención es impulsar la interacción y el diálogo, no monopolizar el discurso. Nos reunimos alrededor de una mesa, compartimos algo para comer, leemos y charlamos. Este material ha sido de gran edificación, a pesar de su brevedad y de lo poco que hemos avanzado. Con esto quiero animarle a leerlo, y luego, leerlo junto a su familia. Si tiene deseos de avanzar, reúnase con otros creyentes que vivan cerca suyo y disfruten juntos de la lectura. Pero no se enfoque en avanzar rápido, sino en comprender el contenido, e indagar aquello que no entienda.

Habiendo introducido el libro, permítame decir unas palabras finales. Quizás nunca ha leído la Biblia, pero aunque este sea el caso, de seguro se cruzó con un Gedeón. Me refiero a esas pequeñas Biblias que están en los hoteles y hospitales, que le regalan en la calle o en algún lugar público. ¿Alguna vez leyó la introducción? Quisiera compartirle las bellas palabras que allí están escritas: