17 SEPTIEMBRE, 2020
La siguiente entrada es un extracto de He aquí el estándar de Greg Bahnsen, capítulo 22: “Las Consecuencias Políticas del Evangelio Integral”.
¿Qué clase de evangelio del Reino de Jesucristo enseñan diferentes grupos cristianos?
Los liberales y modernistas promovieron el evangelio social debido a que su entendimiento del hombre era naturalista, pues concebían al hombre como producto de la evolución. Por lo tanto, al negar verdades fundamentales de la biblia como el hecho de que el ser humano fue creado a imagen y semejanza de Dios, ha caído en pecado y es restaurado en Jesucristo, ellos no dudan en propagar soluciones humanistas a cuestiones políticas en el nombre de la cristiandad. El problema y la falta del evangelio social no es que era social, sino que era modernista y negaba la Biblia.
En reacción al liberalismo, el énfasis del fundamentalismo calló en la salvación de las almas de condenación eterna y el cambio de los corazones para una vida orientada a la iglesia, en espera del inminente regreso de Cristo a este mundo sin esperanza, que está en continua degeneración. La salvación de Cristo fue reducida a los aspectos “espirituales” del hombre y el reino presente de Cristo fue pospuesto para una fecha futura. La piedad fue reducidamente definida a la abstinencia de abusos mundanos como beber, fumar, mirar películas y bailar.
La perspectiva Católico Romana ha sido que existe una distinción a ser hecha entre el ámbito de la naturaleza y de la gracia. Las cuestiones políticas son naturales para el hombre y su existencia social. Por lo cual, la gracia (revelación especial) no es directamente pertinente para ellos. La doctrina luterana difirió grandemente en la salvación declarando que somos salvos por la fe. Sin embargo, heredó su concepto del reino de la iglesia católica al enseñar que hay un reino de la mano derecha y un reino de la mano izquierda, uno pertinente a la salvación y la iglesia, mientras que el otro pertinente a la creación y la sociedad. Por lo tanto, cuando los creyentes entran en la arena política, lo hacen en una plataforma común con los incrédulos. Ni el Romanismo ni el Luteranismo tienen una palabra directa y especifica de Dios acerca de cuestiones políticas, sino solo en lo referido a la gracia y la salvación. Por lo tanto, promueven una actitud neutral hacia la política que no ofrece una guía distintiva de la Escritura para la sociedad. La dicotomía es central a estos sistemas teológicos.
La Neo-ortodoxia es otro extremo que ofrece un “evangelio inseguro” puesto que identifica problemas en la sociedad y la política, pero sin ofrecer una palabra clara y específica de Dios. Karl Barth sostiene que los mandatos de la Biblia no son verdades universales aplicables a cualquier época y cultura, sino testigos de la voluntad de Dios sujetos al tiempo en el que fueron dados. Esta ha dado lugar a la moral situacional de Fletcher donde el deber moral es relativo. Por ende, la Neo-ortodoxia promueve nada más que una gracia barata que no requiere que el hombre se convierta, se arrepienta de pecados específicos y sea santificado de acuerdo a patrones incambiables de pecado.
Una vez más, contario al evangelio social del Liberalismo, el evangelio individual del Fundamentalismo, el evangelio dicotomista del Romanismo y el Luteranismo, y el evangelio inseguro de la Neo-ortodoxia, encontramos el bendito y refrescante evangelio integral de la Teología Reformada, que es la heredera de la Cristiandad Bíblica. Las buenas nuevas del Reino de Cristo es que Jesús Cristo salva poderosamente por Su gracia al hombre en la plenitud de su existencia creada afectada por el pecado. Él es un profeta que declara la voluntad de Dios para los hombres ignorantes. Él es un sacerdote que intercede ante Dios por pecadores contaminados. Y Él es un rey que gobierna sobre todos los hombres y todas las áreas de la vida. La venida del Reino, por lo tanto, trae el gobierno progresivo de Cristo sobre el mundo, la carne y el diablo. Las iglesias reformadas siempre han proclamado sola Scriptura y tota Scriptura, es decir solo las Escrituras son el estándar de nuestra teología y ética y debemos predicar toda la Escritura en su total relevancia para la vida del hombre.
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